Sin que
importe que nadie conciba nuestros deseos como si se nos hubiese ocurrido una quimera
absurda, semejante a la de Sancho Panza de adquirir la ínsula Barataria, pues
al fin y al cabo, aunque el logro de su anhelo fuese un escarnio para burlarse
de él, consiguió lo que deseaba sin ser relevantes los medios ni los porqués mediante los cuales se dispuso
toda esa paradoja.
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