viernes, 22 de agosto de 2014

Caos.

"El caos siempre derrota al hombre porque está mejor organizado"
-Terry Prattchet.

Esto no es Australia pintada por un drogadicto con mono ni tampoco es una cagada de pájaro.
Es la mente dibujada con la mano.
El caos es un estado indefinido y amorfo que se supone anterior a la ordenación del cosmos. Es confusión.Es impredecible.
La perfección es un concepto que solo existe en nuestra mente.
Por eso nos jode tanto perseguirla y buscarla: porque nunca la encontramos.
Soy adicta al caos porque lo considero un orden sin descifrar en el que se encuentra la perfección.
La creatividad es un proceso que tiene lugar cuando la improvisación se cita con el caos; la improvisación exige perder el equilibrio deliberadamente. Tomar decisiones sin reflexionar.
Encontrar en el desequilibrio la perfección.
Crear algo con total desatención al resultado.
Dejar de aferrarte a la seguridad de lo conocido.
Convertir la experiencia en el producto. Abrirte al fracaso. Dejarte caer.
Empaparte del sabor de la incertidumbre. Liberarte.
Reventar el paradigma.




Memento Vivere

Acuérdate de vivir.
Memento Vivere.
Recuerda que estás vivo.
Antiguamente esta frase estaba grabada a modo de inscripción en los relojes solares.
Una auténtica forma de instar a vivir y disfrutar de la vida. Una filosofía para la vida.

La audición es la única experiencia sensible de la ubicuidad.

Cuando las palabras salen, viven un momento y mueren.
Cuando la escucha es verdadera, dice Quignard, la enunciación desaparece, la recepción vacila y se funde en su origen, nace la turbación y de ello atestigua la pérdida de identidad.
No hay escucha profunda sin destrucción del que habla.
Zozobra ante lo comunicado, que se desplaza surgiendo de él por la palabra y que finalmente regresa al auditor, por una parte a causa de la difuminación en el aire de la fuente sonora y por otra gracias a ese callar-recuperar de lo dicho, que se consume al interior de uno mismo.
Entonces quien escucha deja de ser el mismo hombre y se desordena de verdad en pensamiento.

martes, 19 de agosto de 2014

Siéntete en pleno derecho de analizar uno por uno todos los puntos por los que, según tú, las cosas son o no son.
Pero recuerda que el único punto que no supiste escribir, te lo pusiste en la boca, y que a veces las palabras sólo pueden decirse en un momento y en un lugar. Luego ya no.
A veces, incluso las palabras sobran.


Cajón de Gatsby

Si hubiese sabido, lo habría gritado. Si alguien me hubiese contado que el silencio cortaba, me hubiera tapado los oídos y hubiese gritado esa canción a pleno pulmón. Hasta agotarme, hasta quedarme sin voz.
Si hubiese sabido que el ruido que te rodea no era más que el  hilo musical de un supermercado abarrotado de gente encerrada en sí misma que no sabe quién eres, hubiese gritado.
Nos preguntan si tenemos algo que decir. Habla ahora o calla para siempre.
Y la próxima vez, por favor, grita.

miércoles, 6 de agosto de 2014

La mejor entrada que publicaré jamás.

Hoy no hablaré de nada.
Y, sin embargo, esta será sin lugar a dudas la mejor entrada que publique en este blog. Quizá no para los demás, pero sí para mi.
Hoy publico la dedicatoria que me ha escrito el amor de mi vida por carta:

Siempre me ha impresionado la química que nos une, la facilidad con la que congeniamos, la pasión que demostramos en cada momento que pasamos juntos, las horas que puedo pasarme hablando contigo a pesar de mi abrupta naturaleza.
Por todo esto y mucho más estoy enamorado de ti hasta la médula de mis huesos.
Por todo lo que me haces sentir. Por como una sonrisa tuya me alegra el día. Por como de un plumazo me arrancaste de mi corazón la pena más inmensa que he sentido jamás. Por como has hecho de mi vida un campo de tierra fértil en el que me veo capaz de sembrar cualquier cosa.
Por como me miras. Por como me besas. Por como me enseñas.
Por como me ayudas a vislumbrar mis defectos y mis virtudes.
Por como me haces ser mejor persona. Por como piensas. Por como ríes.
Por como me invitas a ver las cosas desde una manera distinta, desde un punto de vista diferente.
Por como llenas mi vida de alegría y esperanza, la esperanza de toda una vida compartida contigo.
Por como me dices: "Te quiero."
Por como me haces desearte.
Por como me haces hacer cosas que, de no ser por ti, no haría jamás delante de alguien.
Por los partidos que hemos visto y que veremos acurrucados y abrazados el uno al otro.  Por todos los helados que nos hemos tomado y tomaremos.
Por cada curva de tu pequeño y maravilloso cuerpo.
Por tus labios carnosos y suaves. Por tus ojitos marrones. Por tu naricilla.
Por tu culito respingón que tan loco me vuelve.
Por tus grandes y redondos pechos que son mi chuche predilecta y a los cuales soy adicto.
Por tus estrechas y hermosas caderas en las que me evado del mundo como nunca antes había hecho.
Por tu lindo cuello que me encanta besar y acariciar.
Por tu largo y a veces enredado pelo.
Por el sudor que corre por el surco de tu espalda después de una buena sesión de sexo.
Por como eres capaz de excitarme hasta convertirme en un ser totalmente irracional.
Por tu sonrisa malévola. Por como me arañas la espalda en pleno éxtasis. Por tus gemiditos.
Por hacerme un hombre. Por como has llegado a conocerme.
Por tu cuarto desordenado. Por tu gato boxeador.
Por las cartas que me escribes. Por tu pasta carbonara (no carbonara).
Por esa ballena de papel.
Por todos los libros que lees. Por como tocas el piano. Por como me hablas y me enseñas alemán.
Por tu inteligencia, cualidad que más me gusta, más admiro y más envidio.
Por todo lo que te quiero, pues eres el amor de mi vida, mi persona, el camino que quiero seguir, mi sol, mi vida, mi todo.
Y como jamás me cansaré de repetir: te quiero como jamás podré querer,
te quiero muchísimo mi cosita linda!!!!!!
De tu siempre tuyo Miguel con amor desde Londres.

sábado, 2 de agosto de 2014

¿Por qué nos complicamos tanto?

Hacer la colada, el lavaplatos, bajar siempre antes de acostarse las persianas, comprar un sistema de riego por goteo, lavarse la cara con tres productos distintos, pasarse hilo dental, hacer la cama, escribir por ordenador, programar el grill del horno, ordenar los canales de la televisión, doblar la ropa...
He empezado a preguntarme si en vez de ser pragmáticos y facilitarnos las tareas cotidianas, la rutina y en definitiva, la vida, en realidad nos complicamos demasiado.
Antes se metía la ropa en una red con jabón y se lanzaba al río, se lavaba a mano, se usaba regadera, se lavaba uno la cara con el mismo jabón que se usaba para la ropa, no existía el hilo dental y los hornos eran las chimeneas o las fogatas. Se leía en papel y no en libro electrónico. Y no hablemos de escribir, lo mismo: pluma, tinta y papel. Mucho mejor. Más sencillo.
La cama no se hacía. Para qué.
Para qué doblar la ropa si iba a acabar igualmente arrugada.
Para qué no dejar que la luz del día te despierte cuando tenga que hacerlo.
No soy tan cínica como para decir que quisiera vivir en una época pasada, dos o tres siglos atrás.
No soy ese tipo de persona.
Pero sí pienso que muchas de las cosas que hacemos o compramos para que se hagan por nosotros, nos atontan en cierta manera con la idea de efectividad o de rapidez.
Igual pasa con lo que llamamos "problemas", que en realidad formulamos mentalmente en forma de pregunta. Sí, esos dilemas existenciales, metafísicos, a los que siempre apelamos en algún u otro momento de la vida: ¿Qué somos? ¿Qué sucede cuando morimos? ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo podemos ser eternamente felices? ¿Qué podemos saber?
Estudio filosofía y empiezo a preguntarme si, al no poder obtener nunca una respuesta inequívoca, sirve de algo no abandonarse en sí mismo, si esas preguntas que me acosan cada día no significan que me complico demasiado, que busco algo más que jamás encontraré.
Me pregunto si es absurdo y sólo sirve para tener una leve consciencia de uno mismo y del mundo que nos rodea, que no es precisamente poca cosa pero a mi siempre me parecera insatisfactorio e insuficiente.
Busco otra cosa. Quiero más.
Tengo sed de respuestas. Una sed que jamás se calma.
Una sed que se aplaca cada cierto tiempo y luego vuelve con más intensidad.
Hay veces que escribo y escribo durante horas y luego lo borro o lo tiro, pensando: para qué.
A estas alturas podría tener cientos de hojas escritas con mis divagaciones, pero considero que no deben permanecer en la historia, sólo servirían como una especie de curioso efecto mariposa en la mente de quien las leyese algún día, planteando más y más dicotomías, más perspectiva y más caos.
Concluiré este pensamiento diciendo que somos unos seres aparentemente sociales, pero en el fondo somos individuos (la palabra ya lo dice por sí misma) separados los unos de los otros por una individualidad y una soledad que intentamos rellenar con meras estructuras y organizaciones sociales.
Y aunque deberíamos tender a simplificarlo todo, a hacerlo más fácil, con frecuencia no es así, e intentando hacer sencilla cualquier cosa, la hacemos más compleja, nos complicamos.
Estará en nuestra naturaleza.