jueves, 31 de julio de 2014

Si Dios no existiera, ¿habría alguna diferencia?

"Carezco de credo y no pertenezco a ninguna congregación ni religión-dice Bergman en uno de sus libros autobiográficos-. 
Nunca he necesitado ningún Dios ni redención ni vida eterna. Soy mi propio Dios, me proporciono mis propios ángeles y demonios. Estoy en una playa pedregosa que desciende en olas hacia un mar protector. 
Un perro ladra, un niño llora, el día se hunde y se convierte en noche. Usted nunca podrá asustarme.
Ningún ser humano podrá asustarme nunca más. Tengo una oración que me rezo a mí mismo en el silencio absoluto. Ojalá venga un viento y mueva el mar y el sofocante crepúsculo.
Ojalá venga un pájaro desde el mar y haga estallar el silencio con su grito.
La sensación de esto es la del desasosiego, la del malestar.
La tristeza solemne que habita en todas las cosas grandes, en las cimas de las cosas como en las grandes vidas, en las noches profundas como los poemas eternos.








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