Se ha perdido eso que Steiner llama la lectura como acción. Acción que comprendería el anonimato, la soledad, el silencio, una forma de encerrarse en el libro, que el lector reescribe a su modo, dejando sus ideas e impresiones sobre este para siempre en los márgenes.
Siempre he sido de la opinión de que un libro carente de notas marginales denota un lector inexistente y que los libros tienen que estar manchados de letras en esos espacios libres y aislados que deja la caja del texto.
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