miércoles, 18 de junio de 2014

Crisis filosófica.

Cuando no puedes pensar sobre algo como te gustaría, te desmotivas y te da por ponerte a cuestionar la propia existencia. Todo se convierte en un problema pseudointelectual que no tienes en absoluto ganas de resolver.
Este proceso se convierte en tu propia piel y simplemente no te afecta.
En realidad, te define.
De pronto te ves de forma sombría como alguien incapaz de preguntarse sobre el mundo, una persona desinteresada y por tanto indigna en cierto sentido.
Eres alguien profundamente ausente en su propia presencia.

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