sábado, 25 de agosto de 2012

Sueños malos.

Y flotando de forma etérea, mi subconsciente se introdujo en la peor pesadilla que jamás tendré.
Voy de la mano contigo, juntos otra vez, eso luego cuando me despertaste me negué a contártelo porque los en los sueños los deseos más puros de tu corazón se revelan y no se si ese deseo es cierto.
Esperamos la guagua mientras me abrazas fuertemente y cuando subo, algo no va bien. Lo entiendo cuando me dirijo hacia la parte de atrás creyendo que vas detrás y oigo un sonido inconfundible producido por un bebé, pero no le presto atención, pienso que es la radio o algo similar. Cuando estoy ya sentada, elevo mi mirada, buscándote.
Tú no estás, no has podido subir y golpeas las ventanas gritando que me baje, que no debo estar ahí.
La guagua se pone en marcha y corres, desesperado tras ella y todo empieza a oler a bacon. Unos brazos fuertes te agarran, insistiendo en que no tiene sentido que intentes salvarme, que debe ser así.
Sin ti, me siento todavía más desesperada y mi pesadilla cobra el lado más siniestro y agobiante que ha cobrado nunca.
Entonces se que aunque quiera sujetarme firmemente al asiento o a una de las barras, mi cuerpo empieza a moverse sin que yo pueda evitarlo de algún modo y me dirijo a la cabina del conductor.
Se lo que voy a ver, lo he visto antes, en otros sueños similares. Pero no puedo cerrar los ojos y que todo desaparezca.
Al llegar veo que el conductor es mi madre, que tiene algo entre los brazos, y me sonríe con una sonrisa macabra que jamás se borrará de mi memoria, mientras una manita le toca el cuello.
De pronto comprendo que tiene a mi hermanita, a lily, entre sus brazos y sigue sonriéndome de la misma manera escalofriante cuando el bebé se da la vuelta y nos mira a ambas.
Y ahora la peor parte debe efectuarse, por lo que a mi madre se le empiezan a caer los dientes, que se clavan en el bebé que llora y sangra por todos sitios.
Intento impedirlo y algunos dientes se clavan en mis brazos y cojo a lily, se que voy a intentar curarla, salvarla, protegerla.
Y cuando la tenía aparentemente segura entre mis brazos, me despertaste y todo acabó.
Lo primero que pregunté es si mi hermana estaba bien y tú me dices que sí que está con tu amigo, pero no me relajo del todo porque no estaba preguntando por ella.
Te empiezo a contar algunas partes de la pesadilla mientras tus brazos me envuelves y me limpias las lágrimas de la cara y de tu brazo, que he mojado también.
Al relatártelo me dices: tranquila, ¿era un sueño, ves? y me pellizcas y ese pequeño gesto por tu parte me hace sentir mejor. Como sabía ya que estaba en la realidad no puedo evitar que una pequeña sonrisa salga de mis labios y tampoco el pensamiento de que quiero dormir contigo siempre.
Te confieso que tengo miedo de volver a dormirme y soñar lo mismo, y tu respuesta instantánea es abrazarme fuertemente. Ya no tengo miedo, por que se perfectamente que si vuelvo a soñar, me despertarás.
Eres mi mejor amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario