Y entonces pasa que, de vez en cuando, terminas por cuestionarte todo.
Y hasta una pila de almohadas a tu juicio mal colocadas pueden alterar tu ciclo natural de reposo.
Y así sucede: se van creando líneas púrpuras (porque me gusta el color y punto, no tiene otra explicación) y nacen diversos absurdos que ni por separado ni en conjunto tienen algún tipo de significación comprensible. Carecen de sentido.
No son nada, como todos. Nada de materia, corpóreos o reales.
No es más que una madeja infiltrada e imposible de deshacer de pensamientos inconexos, abstractos y dementes.
Típico de mi, de mi Yo cursivo y luxado.
En fin, un eco inadmisible que ni siquiera quiero escuchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario