Estoy rodeada de gente (mi particular desierto personal).
De hecho me encuentro con mi gente, con los míos, la gente que más se asemeja a mi. Mi otra hermana, que apenas acabo de conocer hace meses me acaba de abrazar, y mi postura me permite observar por un hueco sin ser vista.
Y le veo a él.
Es guapo hasta decir basta. Me fijo en sus labios carnosos entreabiertos, en el perfil recto de su nariz, en sus ojos con sus largas pestañas, en su pelo castaño, brillante y espeso, en sus manos fuertes y seguras.
Y entonces sucede. Llego a un rebosante oasis en medio del desierto, porque le beso, me besa, le abrazo, me abraza, me da calor, refugio, vida.
Entonces parpadeo y todo se desvanece. Desvío la vista de la fila de delante.
Sólo imaginaba cosas. Sólo fantaseaba con ESE momento.
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