Los mejores conceptos no son los sinonímicos, los luxados, los comunes.
Son los extravagantes, los antónimos imposibles, imperecederos en la memoria. Lo que impacta.
Lo único y raro gusta. No sé si por exotismo o por ser precisamente singular.
Pensando en la citocinesis, vuelvo a rallarme con la misma cavilación.
Pienso e intento no pensar al mismo tiempo, pero apagar las luces de la mente es demasiado complicado.
Es en lo que parece a priori inverosímil aunque sucede y es demostrable donde está lo chocante.
Es grotesco a más no poder.
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