Es muy cierto aquello de que dejarse llevar es adrenalina pura.
Sin pensar. Sin opciones.
Sólo hacer lo que te apetezca llevado por el momento.
Dejar que lo inconstante vaya, variablemente, de tu mano.
Si abrimos los dedos, la mente y simplemente nos dejamos llevar...se puede sentir como si en cualquier momento pudiéramos hacer cualquier cosa, como si a antojo, las cosas sencillamente se viviesen sin más.
Y una vez se hace eso, te la suda todo. Incluso tú mismo.
Hay que dejarse arrastrar por la corriente de la vida y el percibir, y ser un poco menos Haud degere horae (lo que viene a ser en latín tener un coñazo de vida) y un poco más Carpe Diem.
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