Hoy me he dado cuenta que desde hace seis meses he vivido con una sensación muy rara en la mente, como una carga, como un parásito del que no te das cuenta que vive en ti y que permanece agarrado y entumecido mediante su órgano fijador a alguna parte de tu cuerpo.
Me he percatado tras estar un largo rato pensando en nada en particular.
El sentimiento de que me faltaba algo. No me refiero a una tarea inconclusa que debía terminar, ni a algo físico. He suspirado profundamente y una bombilla se ha encendido en algún lugar de mi alma.
Me falta mi amigo Me falta su risa. Sus chorradas esperpénticas por whatsapp, sus locuras transitorias e inolvidables. Sus paseos en moto. Sus planes sacados de la manga. Sus carcajadas extrañas.
Sus piques absurdos. Su forma de mascar golosinas. Su costumbre de regalarme regaliz rojo.
Sus gustos calcados a los míos.
No me había fijado nunca en cuánto llenaba mi vida.
Nadie lo hace hasta que esa persona te falta para siempre.
Ahora que me atormenta ese pensamiento de no haber sido tan consciente de que me faltaba, le echo de menos muchísimo.
Y eso me hace estar bastante jodida.
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